Señora y Dueña
Ay, niña, que vas a misa tempranito en la mañana con la cara lavadita y la falta almidonada, acuérdate que en las noches no se te quita la maña de perder la cabecita casi hasta la madrugada.[x2] La línea de tu silueta se entrevé cuando lo llaman el ritmo de las guitarras y el prum pum de las palmas quiebras, niña, en el paseo las vueltas y las miradas y tus pies son un recreo bordando finas pisadas. Quieres pasar, no te dejan, insistes y te dominan, vas retando con finura y por darte el paso terminan y la vuelta farolada con la q luces la enagua es un trazo de lisura q que tiendes como redada Y entonces con el pañuelo que con la mano revuelves lo acusas y lo rechazas y sin querer lo envuelves. Ya escobillaste la tierra con esa gracia limeña y al fin ya quieta sonríes ay, niña, señora y dueña.