El Sereno y la Almudena
¡Ay, qué bueno, ay, qué bueno,
sereno que estás aquí, otra vez!
Y aquí estoy porque he venido
que ya estoy aquí, sereno
mis palmas cantan por ti.
Ay, ay, ay, ay, ay, sereno,
qué bueno que estés aquí
de nuevo, y aquí en Madrid.
Ya Madrid no era Madrid
sin tu desvelo, sereno.
La calle no era ya calle
era un silencio vacío;
ni el portón era más puerta
y era como no llegar.
Y las palmas silenciosas
sonambuleaban Madrid
callaron por ti sereno
doblaron por ti en Madrid.
Vigilante serenazgo de mis llegadas
de madrugada, sereno, ten compasión
y no le digas a nadie
que daba el reloj la hora
en que llegué velozmente retrasada,
sereno, muy retrasada,
velozmente retrasada.
Sólo al aire, al aire sólo
da tu copla de advertencia;
tu copla vieja y cumplida
la más vieja de tus complas
que dice así, que así dice:
"Ave María, las cuatro han dado y sereno
la noche está clara y fría."
Y, "Ave María", sereno, contestará el corazón
sereno del alma mía y del alma de Madrid
mis palmas cantan por ti
de nuevo y aquí en Madrid.
Y Ave María, sereno por ti la noche serena
que no te sea muy fría
y te abrigue la almudena,
y te abrigue la almudena,
sereno, del alma mía
y del alma madrileña
mis palmas cantan por ti
y con ellas la almudena,
y con ella todo Madrid,
y contigo la almudena,
y la almudena contigo,
¡Sereno!
sereno que estás aquí, otra vez!
Y aquí estoy porque he venido
que ya estoy aquí, sereno
mis palmas cantan por ti.
Ay, ay, ay, ay, ay, sereno,
qué bueno que estés aquí
de nuevo, y aquí en Madrid.
Ya Madrid no era Madrid
sin tu desvelo, sereno.
La calle no era ya calle
era un silencio vacío;
ni el portón era más puerta
y era como no llegar.
Y las palmas silenciosas
sonambuleaban Madrid
callaron por ti sereno
doblaron por ti en Madrid.
Vigilante serenazgo de mis llegadas
de madrugada, sereno, ten compasión
y no le digas a nadie
que daba el reloj la hora
en que llegué velozmente retrasada,
sereno, muy retrasada,
velozmente retrasada.
Sólo al aire, al aire sólo
da tu copla de advertencia;
tu copla vieja y cumplida
la más vieja de tus complas
que dice así, que así dice:
"Ave María, las cuatro han dado y sereno
la noche está clara y fría."
Y, "Ave María", sereno, contestará el corazón
sereno del alma mía y del alma de Madrid
mis palmas cantan por ti
de nuevo y aquí en Madrid.
Y Ave María, sereno por ti la noche serena
que no te sea muy fría
y te abrigue la almudena,
y te abrigue la almudena,
sereno, del alma mía
y del alma madrileña
mis palmas cantan por ti
y con ellas la almudena,
y con ella todo Madrid,
y contigo la almudena,
y la almudena contigo,
¡Sereno!
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